Primer Plano

Regresa Ben-Hur, un clásico del cine épico

En la nueva costumbre de reestrenar grandes clásicos en algunas ciudades, se recupera para la gran pantalla uno de los títulos míticos del cine épico: Ben-Hur, la ambiciosa superproducción dirigida por William Wyler y protagonizada por Charlton Heston.

Ben-HurTanto en la versión muda que Fred Niblo rodó con Ramón Novarro en 1925 como en la película de William Wyler, Ben-Hur es un ejemplo de espectacularidad, del cine épico de lujo que sólo se puede permitir Hollywood y, más concretamente, un estudio como Metro Goldwyn Mayer. Desde la llegada del sonido, los ejecutivos de la compañía llevaban tiempo pensando en hacer una nueva versión de la novela de Wallace con sonido y color. Posiblemente, el impresionante éxito que consiguió el estudio con Quo Vadis? en 1951, les dio a entender que se trataba de un momento muy propició para las películas de romanos.

Pero la Metro no se dejó llevar ni por las prisas ni por las improvisaciones y preparó la película durante casi ocho años. Los datos de producción de Ben-Hur son tan aparatosos que en muchas ocasiones resultan extravagantes. El centro base del rodaje de la cinta fueron los estudios romanos de Cinecittá. Y, entre otras cosas, se construyó una kilométrica red de tuberías para surtir de agua a las 45 fuentes que formaban parte de la villa romana de Quinto Arrio; se diseñaron 15.000 pares de sandalias, 3.000 espadas y más de 5.000 piezas de joyería, eso sin contar con las miles de togas y uniformes romanos que salieron de la Metro; también se transportó nada menos que 40.000 toneladas de arena de playas del Mediterráneo para hacer el piso del inmenso circo romano. Éste se levantó sobre un terreno que ocupaba ocho hectáreas, en cuyo centro se instalaron cuatro estatuas de nueve metros de altura cada una.

Ben-HurAnte tal despliegue de medios, la Metro no quiso correr riesgos. Al frente de la producción, el estudio colocó a Sam Zimbalist, un veterano que ya había estado detrás del éxito de Quo Vadis?. La dirección del proyecto quedó en manos de William Wyler, que por entonces ya era uno de los realizadores más premiados de Hollywood y que curiosamente había intervenido como ayudante de dirección en la versión muda de Fred Niblo. Y como gran protagonista del espectáculo se contrató, como no podía ser de otra manera, a Charlton Heston, quien, poco después de haber interpretado a Moisés en Los diez mandamientos, se consolidaba como la principal estrella del cine épico hollywoodiense.

Ben-HurTodos cumplieron con su cometido de maravilla. Incluso el encargado de la segunda unidad, Andrew Marton, y su joven ayudante italiano, Sergio Leone, quienes rodaron durante dos meses los 11 minutos más célebres y vibrantes de todo el largometraje: la carrera de cuádrigas. El prestigioso especialista Yakima Canutt se encargó de supervisar los momentos más arriesgados de esta competición, en la que llegaron a participar 78 caballos traídos expresamente desde Yugoslavia. Sólo esta secuencia costó un millón de dólares. El presupuesto del resto de la película alcanzó los 15 millones de dólares, por lo que pasó a ser la producción más cara realizada hasta esa fecha. Pero la espectacular inversión fue muy rentable. Ben-Hur sencillamente arrasó. A pesar de su larga duración, fue la película más vista de 1959 y 1960 en prácticamente todos los lugares del mundo. Más todavía cuando, en la ceremonia de entrega de los Oscars, la cinta consiguió 11 de los 12 premios a los que optaba. Entre ellos, el de mejor película, director, actor y banda sonora, un merecido premio a la hermosa partitura de Miklos Rozsa.

En la actualidad, Timu Bekmambetov rueda una nueva versión de Ben-Hur, con Jack Huston, Morgan Freeman y Toby Kebbell como protagonistas.

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