Entrevista con Leticia Dolera. ¡Viva la diferencia!

Fue de las «pequeñas» de esa generación de actores que salió de la popular serie de televisión Al salir de clase. Desde entonces, Leticia Dolera ha intervenido en multitud de producciones, llegando incluso a convertirse en toda una musa del cine de terror español gracias a REC3. Ahora, debuta como directora de largometraje y guionista de la comedia Requisitos para ser una persona normal.

En Requisitos para ser una persona normal, Leticia Dolera interpreta a María de las Montañas, una chica de 30 años un tanto peculiar y con un objetivo: convertirse en una persona normal. Para ello, elabora una lista con los requisitos fundamentales para serlo, se da cuenta de que no cumple ninguno de ellos y se propone hacer todo lo posible para cumplirlos. Por supuesto, el camino está plagado de enredos divertidos.

No contenta simplemente con actuar, ahora te lanzas a la dirección.

Sí, me he lanzado a la dirección. La verdad es que empecé ya, hace unos años, con los cortometrajes, y la cosa ha ido creciendo hasta que al final me di cuenta de que lo último que estaba escribiendo exigía bastante más de 10 minutos para ser contada.

¿Cómo surge la idea de la película Requisito para ser una persona normal?

Nace de una sensación que yo creo que todos hemos sentido alguna vez que es la de no encajar o de sentir que estás fuera de lugar en algún momento, en el trabajo, en una fiesta… Y eso es lo que le ocurre a la protagonista de la película, María de las Montañas, que siente que no encaja en la sociedad y decide que va a hacer lo necesario para poder encajar. Y, para ello, va a cumplir todos los requisitos que ella cree que te convierten en una persona normal.

¿Y existen realmente esos requisitos?

Mira, yo creo que nadie es normal y nadie debería intentar serlo. Eso es al fin y al cabo lo que cuenta la película: lo mejor a lo que puedes aspirar en la vida es a ser tú mismo y a inventarte tu propia lista de requisitos para ser normal o, mejor aún, para ser feliz.

¿Crees que la sociedad de hoy en día es la que nos reclama esa «normalidad»?

Yo tengo la impresión de que los medios de comunicación, la publicidad y el cine sobre todo, nos lanzan estereotipos de felicidad, como que todos tenemos que vestir igual; que aspirar a un trabajo en el que ganemos mucho dinero; tener una talla determinada; desear un tipo de pareja concreto. Tengo la impresión de que la publicidad busca unificar a las personas, cuando en realidad lo más bonito que tenemos es lo que nos diferencia. Y la película es un canto de amor a la diferencia.

Eres actriz, guionista, directora, generadora de todo tipo de proyectos… No paras.

Siento dentro la necesidad de contar historias. Creo que te entiendes mejor a ti mismo haciéndolo y también te ayuda a entender mejor a los demás.

¿Y cómo conseguiste sacar adelante el proyecto de hacer tu primer largo?

Me esforcé mucho en el guión. Para creérmelo a tope y llevarlo a los despachos de la gente a la que tienes que ilusionar con plena convicción. Desde un principio, tenía claro que lo quería dirigir. Pero cuando lo escribía, pensé en muchas actrices de mi generación que son buenísimas y que me inspiraron un montón. Sin embargo, cuando hablé con los productores y les dije que aún no tenía claro quién podría ser la protagonista de la película, ellos me dijeron: «Pero vas a ser tú, ¿no? Si está clarísimo que el personaje eres tú». La verdad es que tampoco es que María de las Montañas sea yo, pero sí que soy un poco friki, por lo que tengo algo en común con ella. Y luego me pareció coherente y honesto que, si yo estaba dando voz a la historia desde el guión y la dirección, lo hiciera también físicamente desde la interpretación.

¿Qué tal te has visto como directora?

Es muy bonito el trabajo en equipo que se genera en el cine, pero también es verdad que el director siente cosas que nadie más siente. Hay una cierta soledad. Ahora los entiendo muchísimo mejor que antes. Sientes muchísima más presión que cualquier otra persona en el rodaje. Tú tienes que responder a todas las preguntas y es tu voz la que cuenta.